Atravesar una situación atípica como lo es el aislamiento social preventivo a causa de la pandemia, impacta en la vida de todos. Esta situación incierta, compleja y amenazante nos afecta en general, pero más aún a quienes no están contenidos en una red afectiva. Y aquí es donde ponemos la mirada en la educación socioemocional, como proceso de enseñanza y aprendizaje de habilidades, competencias emocionales y sociales entre ellas: la empatía, la tolerancia a la frustración, la escucha, perseverancia, gestión emocional, relaciones saludables basadas en la cooperación, la solidaridad, el compromiso, entro otras.(Ley Provincial VI 209) Todas estas posibles de aprenderse y desarrollarse no solo en el ámbito educativo , sino y como prioridad en el seno familiar.
La educación socioemocional inicia en la familia, la implicación de ella es clave para comprender, expresar y gestionar lo que sentimos y en consecuencia lo que hacemos. En estos tiempos las emociones, los pensamientos se intensifican por ello busquemos mantener la calma, de tomar medidas saludables como: poner filtros en la cantidad y calidad de la información siendo sinceros en la misma, evitando eufemismos, sobrecarga o generar pánico.
Organizar rutinas de estudio y/o trabajo, disponer de tiempo de ocio y aburrimiento; jugar, hacer alguna actividad física, artística, colaborar en tareas del hogar, etc., siempre en la medida de lo posible y de los intereses. La organización del día otorga estabilidad.
Generar momentos de dialogo con los hijos/as sobre lo que sucede: que comprendieron, que piensan, sienten y hacen al respecto. Compartir historias, relatos, gustos, sueños…los adultos somos modelos de muchos comportamientos, permítanse hablar, desahogarse, mostrar que no solo sostienen, sino que además son sostenidos en esa red afectiva.
Legitimar los sentimientos sin negarlos, expresarlos correcta y saludablemente: reír, llorar, enojarse, etc., ayudando a salir de pensamientos altamente negativos que pueden parecer. Cuando ponemos en palabras el malestar, menores son los actos agresivos. Generar acuerdos para una convivencia respetable, permitir la comunicación constante con familiares y amigos valorizando el encuentro mediado por algún recurso tecnológico.
Hoy el distanciamiento social es símbolo de acercamiento, cuidado y empatía.
La familia es un espacio de formación por excelencia, que coopera con la educación formal y el escenario actual pone sobre la mesa lo expuesto. Hoy, el aislamiento nos encuentra juntos en casa abriéndonos la posibilidad de fortalecer el sentido de familia, la colaboración, el dialogo, los aprendizajes para la vida, el compartir que nutre autoestimas, acompaña soledades y refuerza una verdad esperanzadora: ¡saldremos todos juntos adelante!
Lic. Baukloh , Karen- Lic, Rebollo, María Inés.