“Dejamos timbres, horarios, carpetas y planillas para dar lugar al contenido, espacio y tiempo”, reza la frase descriptiva del documental que armó la EPET 18, de Puerto Esperanza, para relatar como transcurrió el primer semestre del año con la emergencia sanitaria y social. El material audiovisual ofrece una visión parecida a lo sucedido en la mayoría de los establecimientos educativos misioneros. Entre plataforma, whattsapp, zoom, acercar la tarea a quienes no tenían conexión, la creatividad docente y el compromiso de las familias, se sostuvo el ciclo lectivo.
Desde mediados de marzo las clases presenciales se suspendieron en Misiones como una de las medidas sanitarias para controlar el avance del Covid-19. Docentes, equipos técnicos, directivos, autoridades educativas se enfrentaron el desafío de llevar las actividades educativas a la virtualidad. Así, la capacidad pedagógica y didáctica de la comunidad educativa superó las expectativas de todos.
El puntal de trabajo fue la Plataforma Guacurarí +, que se convirtió en el lugar de encuentro por excelencia, que fue parte de esa evolución de las prácticas educativas. Pero hubo que sumar otras herramientas para llegar a las familias que no aún no sabían utilizarla o no tenían conexión.
Así, en el transcurrir de los meses los zoom se hicieron el lugar de encuentro, los videos tutoriales el contenido a compartir y cada uno fue afirmando su rol en el complejo andamiaje que se había vuelto la educación misionera.
“Aprendimos a sostenernos con la voz y a abrazarnos con palabras”, fue el mensaje que encontraron en la EPET para encausar el relato audiovisual. Y así describieron lo sucedido en una frase: “No somos mejores por lo que hicimos sino por aquello que dejamos de hacer. Dejamos los timbres, horarios, carpetas y planillas para dar lugar al contenido espacio y tiempo, un audio, un mensaje virtual”.
Al respecto Tania Vázquez, estudiante de dicho establecimiento, aseguró que tuvo muchos problemas con esta nueva modalidad “pero tuvimos el acompañamiento de los docentes que hicieron que fuera más llevadero”.
En ese mismo video, que dura 14 minutos, explicaron las herramientas que utilizó la institución, como así también las diferentes variables que encontraron en la interacción con los contenidos que se iban alojando en la Plataforma Guacurarí ya que, ese mismo entorno virtual de aprendizaje, sumaba contenidos y mejoraba su interfaz a medida que pasaban los días.
“Dejamos los horarios rigurosos y que lo indispensable en este tiempo de pandemia es brindar contención al otro. Dejamos de estudiar para los exámenes, pero aprendimos valores para toda la vida” mencionó el docente Alejandro Rivas, en su participación en el material.
El relato de la EPET se hace propio por la mayoría de las instituciones educativas misioneras que vivieron situaciones familiares. Se privilegió el relato por sobre la calidad audiovisual y las emociones por sobre todas las cosas. La educación misionera se mantuvo en pie gracias al esfuerzo de todos los que fueron parte.